La provincia loretana del Putumayo se creó en el año
2014. Sin embargo, ello no significó un gran cambio para los pueblos
fronterizos y sus economías. Es más, la inseguridad es mayor. La quinta
provincia más grande del país padece el olvido del Estado peruano, y es
acechada por un grupo de disidentes de las FARC que controlan la producción de
la hoja de coca y buscan reclutar adeptos para que se unan a sus filas,
ofreciéndoles cuantiosas sumas de dinero.
“La situación se ha ido complicando más. Ya las cosas
están peores, porque hay comentarios de que ellos (los disidentes de las FARC)
en cualquier momento van a presentarse en San Antonio del Estrecho (capital del
distrito de Putumayo)”, señala el alcalde provincial, Segundo Leopoldo Julca
Ramos.
PELIGRO
La presencia de las FARC en esta zona fronteriza del país
-asegura la autoridad provincial- no es nueva. Años atrás, miembros de este
grupo cruzaban la frontera peruana para comprar víveres en las comunidades.
Generalmente, llegaban sin armas y no repartían panfletos ni reclutaban
personas. Pero, según Julca Ramos, en los últimos meses, disidentes de la
exguerrilla colombiana, que ahora se hace llamar FARC-EP, están haciendo sentir
con más fuerza su presencia en el Putumayo.
“Ellos estaban asentados en la parte de Caquetá
(Colombia). Han dejado esa zona y han bajado al Putumayo. Ellos ya no tienen la
economía que tenían en (la) otra zona. Ahora se repliegan al área del Putumayo,
dan seguridad a los sembríos de coca. No conocemos el número exacto de
disidentes”, menciona el alcalde provincial, quien asegura que la situación es
mucho más complicada en el distrito de Teniente Manuel Clavero.
Al respecto, el alcalde de dicha comuna, Luis Calderón,
indica que el aumento de la producción de la hoja de coca en esa zona ha
generado la presencia de los disidentes de las FARC. La autoridad cuenta que,
hace tres meses, un miembro de ese grupo fue capturado por agentes policiales
cuando intentaba asesinar a un adolescente, cuyo hermano mayor desertó de sus
filas.
“Pero entonces ahí empieza el problema, porque hace poco
también hubo como un reclutamiento en el mismo Soplín Vargas (capital del
distrito), y ya es el colmo que en tu propia casa se haga un reclutamiento. Ese
es el problema que vivimos”, afirma Calderón.
OLVIDO
Según la autoridad, de las 33 comunidades de su distrito,
al menos 22 se dedican al sembrío de la hoja de coca, pues no existe otro
cultivo alternativo, además del que producen para su propia subsistencia como
la yuca, el maíz o el plátano.
Indica también que debido a que no existe un mercado para
vender o comprar productos, como medicinas y alimentos, muchos padres de
familia y jóvenes son captados por estos grupos.
Agrega que debido a la distancia geográfica entre la
ciudad de Iquitos y la provincia del Putumayo (15 días en lancha), la mayoría
de productos llegan de Colombia.
“Todo es Colombia, lo comestible, el combustible. Para
traer de Iquitos no podemos, lo único que aprovechamos son los aviones de la
Fuerza Aérea, que tienen límite de carga. Todo lo que usamos es colombiano. El
grueso de la población habla como colombiana y hasta la moneda colombiana es la
que domina”, indica Luis Calderón y sus palabras solo grafican el abandono del
Estado peruano, un abandono que permite la presencia de los guerrilleros.
Hoja de coca
Producción se incrementó 9 por ciento
Durante el 2016, la producción de la hoja de coca aumentó
en un 9%, informó la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito
(UNODC). Según un informe elaborado por dicha institución, en el 2016 se
cultivaron 43,900 ha, a diferencia del 2015 cuando la cifra fue de 40,300 ha.
El incremento coincide con el crecimiento del mercado mundial de la cocaína.
DATOS
- 4 distritos fronterizos tiene la provincia del
Putumayo, en Loreto.
- 90% de la hoja de coca que se produce a nivel nacional
va al narcotráfico, señala la UNODC.
diariocorreo.pe