
En 1978, según Resolución Ministerial Nº 1795-78-ED, el
Ministerio de Educación del Perú designó el 10 de noviembre como el Día de la
Biblioteca Escolar, en reconocimiento a la exitosa gestión cumplida por el
señor Ciro Napanga Agüero a favor de la biblioteca escolar. Sin duda, se trata
de una fecha propicia para dar una mirada a la situación de estas unidades de
información en el contexto actual de la educación básica de nuestro país.
Desde décadas atrás, las Instituciones Educativas públicas y
privadas consideraron necesaria la construcción e implementación de bibliotecas
escolares para lograr un correcto desempeño de sus labores educativas. Sin
embargo, la situación de las bibliotecas escolares de las instituciones
públicas se ha deteriorado en los últimos años.
Esta situación se debe a varios factores, entre los que
podemos mencionar la promulgación de un decreto que derogó el 20% de los
ingresos de las Asociaciones de Padres de Familia (Apafa) que se destinaban al
mantenimiento de las bibliotecas, la aparición de diversos soportes
tecnológicos de información y las posibilidades de acceso al Internet o a
fuentes de información digital, entre otras. Todo ello ha originado el abandono
de estos espacios importantes para el apoyo de las acciones pedagógicas en el
proceso de enseñanza y aprendizaje, lo que se traduce en fondos bibliográficos
obsoletos que no responden al currículo actual, personal improvisado y poco
motivado, así como mobiliarios y ambientes poco adecuados.
Sin embargo, viendo la otra cara de la realidad, podemos
encontrar gestores de instituciones educativas públicas que saben valorar y
mantener dichos espacios. Son pocos pero allí están, cumpliendo el rol que les
compete. Los resultados se reflejan en estudiantes y docentes que investigan, tienen
mejores habilidades comunicativas verbales y manejan herramientas
bibliográficas, aspectos que deben interesar a toda la comunidad educativa.
IMPULSO A LAS BIBLIOTECAS ESCOLARES
En los países desarrollados, la principal razón de ser de la
biblioteca escolar es apoyar la totalidad del currículo y constituirse en un
nuevo lugar de aprendizaje en el que alumnos y profesores disponen de una gran
diversidad de recursos educativos que les permite poner en práctica
metodologías más activas y participativas de aprendizaje.
Sin duda, la utilización de la biblioteca escolar plenamente
integrada en el proceso pedagógico de la institución educativa favorece la
autonomía y la responsabilidad de los alumnos en su aprendizaje, ya que es el
lugar idóneo para la formación de escolares en el uso de diversas fuentes de
información y para fomentar la lectura como medio de entretenimiento y ocio.
En nuestro país, la Ley de Democratización del Libro y de
Fomento de la Lectura (Ley 28086-2003, 2004) establece en el punto 3 de su
reglamentación “La asignación presupuestal y de recursos técnicos que asegure
el normal desenvolvimiento de las bibliotecas escolares, públicas, municipales,
comunales, de educación superior y universitaria estatales, el incremento y
actualización permanente de sus catálogos bibliográficos y el desarrollo de los
servicios nacionales de bibliografía, archivo y documentación para lograr el
acceso de todos los ciudadanos en igualdad de oportunidades”.(Fuente: calendario cívico escolar)
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