
La magnitud de los sobornos pagados a funcionarios públicos
y empresarios se desconoce a ciencia cierta, sin embargo, algunos indicadores
reflejan que estos se realizan a gran escala, mientras que las acciones que se
emprenden por el gobierno o por las organizaciones no gubernamentales, resultan
insuficientes.
Algunos de los efectos de la corrupción política se refleja
en mayor pobreza de las comunidades, deterioro de las instituciones públicas y
provocan distorsiones económicas.
La corrupción política se define como el abuso de un cargo
público para el beneficio privado.
Pobreza se define como la falta de los satisfactores
primarios que aseguren el bienestar individual.
Los satisfactores
primarios son aquellos que permiten la conservación del individuo, entre los
que destacan, la casa, comida y sustento. Debiéndose incluir servicios
públicos, salud, educación y medicamentos.
La corrupción es un fenómeno que existe en todos los países,
devorador de instituciones, se presenta en diversos grados con dificultad para
determinarlo en términos reales. Esto motiva a tener indicadores de corrupción
relativa que puede ser distinta a la corrupción real.
La corrupción se percibe por sus efectos, la cual, además de
provocar grandes pérdidas económicas y en ocasiones vidas humanas, deteriora la
imagen pública de las instituciones y servidores públicos (partidos, diputados,
jueces). Así mismo, dificulta la gobernabilidad y el desarrollo social de las
comunidades, entorpece el desarrollo económico de los Estados y es causa
directa de la pobreza y la injusticia social.
Los países con mayor grado de corrupción relativa, se
presenta en donde su estructura reguladora es débil, existiendo clases
dominantes que concentran la riqueza en contra de una población mayoritaria
pobre.
La corrupción no distingue raza, credo o preferencia sexual,
es común y natural en todos los pueblos y sociedades. Los gobiernos invierten
recursos públicos para su combate, organizaciones no gubernamentales pretenden
medirla y promover su denuncia para erradicarla, los ciudadanos la repudian;
sin embargo, ésta existe y parece ser un anticuerpo que coexiste con el
organismo social, del que se nutre y enraíza.
Es fundamental, que la sociedad, organismos intermedios y
gobierno, sean corresponsales en la tarea del exterminio de las prácticas que
promueven la corrupción, ya sea por su indiferencia, por su tolerancia o por su
complicidad. Los actos u oportunidades de corrupción deben ser combatidos con
acciones enérgicas y decisivas.
Conciente de que la corrupción es un factor que propicia la
pobreza de los pueblos, el Vaticano llamó[1] a luchar contra ella,
especialmente en el llamado “Tercer Mundo” afirmando que la corrupción
“atraviesa todos los sectores sociales y no puede atribuirse solo a los
operadores económicos o a los funcionarios públicos". Para la alta
jerarquía católica, agrega el texto:
“La lucha contra la
corrupción es un valor, pero también una necesidad; la corrupción es un mal,
pero también supone un coste; el rechazo de la corrupción es un bien, pero
también una ventaja; el abandono de las prácticas corruptas puede generar
desarrollo y bienestar; los comportamientos honestos deben ser incentivados y
los deshonestos penalizados”.
Para Transparencia Internacional[2], la corrupción es una de
las causas principales de pobreza, aún cuando esta organización tiene como
objetivo primordial el de combatir la corrupción financiera y sus consecuencias
en el desarrollo.
Cuando los recursos públicos que deberían destinarse a
servicios y desarrollo social de las comunidades, se desvían para beneficio
privado, por complicidad o descuido de quien ejerce el poder, no solo se pone
en juego la imagen de la institución o servidor público, sino que se debilita
al entramado social que sirve de sustento al organismo público.
Los montos sustraídos del beneficio público por actos de
corrupción no son directamente proporcionales a su valor absoluto en monetario,
sino que el hecho genera mayores pérdidas en forma indirecta que finalmente se
traduce en mayor pobreza de la comunidad, derivado del “efecto multiplicador”.
Los actos de corrupción por indiferencia, descuido o
complicidad, son temas obligados de la sociedad, sin embargo, en la mayoría de
los casos la prescripción ha operado en beneficio de los involucrados,
sirviendo solo de escarnio colectivo o agenda de prensa que nutre su
amarillismo o la guerra sucia en procesos electorales.
[1] ACI Prensa del
Pontificio Consejo "Justicia y Paz". Boletín del 4 de Octubre de
2006.
[2] Traducción del ingles de “Transparency International”.
Escrito por: Rodolfo Herrera Charolet
R.Pereyr@
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