sábado, 26 de enero de 2013

Uchuraccay a 30 años: La herida que aún no cierra


 Foto: www.caretas.com.pe 
Uchuraccay es una comunidad altoandina de la provincia de Huanta (Ayacucho) en la puna peruana. Está situada a unos 4.000 metros sobre el nivel del mar. El último censo, del año 1981, dio como resultado 470 habitantes. Sin embargo, la antigua Uchuraccay ya no existe, puesto que desapareció en el año 1984 debido al régimen de terror instaurado por Sendero Luminoso y el propio gobierno peruano. Unas quince familias han vuelto y han construido casas cerca de la población original.
A pesar de ser un pueblo muy pequeño de la puna peruana, Uchuraccay trascendió en los medios peruanos y mundiales debido a las brutalidades cometidas. Algunos dicen que Uchuraccay es el mayor ejemplo de los graves destrozos, sociales, humanos y económicos que provoco la guerra entre Sendero Luminoso y el Estado del Perú.
El 26 de enero de 1983, unos cuarenta comuneros asesinaron a ocho periodistas peruanos de diversos periódicos nacionales, Eduardo de la Piniella y Pedro Sánchez (de El Diario de Marka), Félix Gavilán (corresponsal de El Diario de Marka), Willy Retto y Jorge Luis Mendívil (de El Observador), Jorge Sedano (de La República), Amador García (del semanario Oiga), Octavio Infante (de Noticias de 

Ayacucho), Juan Argumedo (guía e intérprete), Severino Huáscar Morales (comunero, quien intentó impedir el asesinato de Juan Argumedo), que habían llegado a investigar una masacre cometida por la organización terrorista Sendero Luminoso en un municipio vecino. El guía y un lugareño fueron otras dos víctimas del linchamiento cometido por los campesinos, que tomaron a los periodistas por miembros de Sendero Luminoso, ya que temían una represalia senderista por un previo enfrentamiento. Además, los comuneros, que vivían en constante pánico por el acoso de los terroristas, siguieron los consejos de los ’’sinchis’’, un cuerpo antiterrorista de la Guardia Civil, para que mataran a todos los forasteros viniendo por tierra, quienes serían terroristas, ya que ellos mismos, la policía, vendrían por aire (en helicópteros). Los periodistas, no pudieron hacerse entender, a pesar de que había dos quechuahablantes.
Una comisión investigadora convocada dos semanas después del suceso por el presidente Fernando Belaúnde Terry y presidida por el escritor Mario Vargas Llosa constató la autoría de los comuneros y explicó el crimen por deficiencias civilizadoras de parte de los indígenas. El Informe Vargas, que así fue llamado, aceptó la versión del mando militar de la zona el cual aseguraba que los informadores fueron ejecutados por los propios comuneros de Uchuraccay quienes los habían confundido con “terroristas” porque, entre otras cosas, portaban una “bandera roja” (sic). No encontró corresponsabilidad en los "sinchis". En un juicio efectuado a la más elevada instancia tres de los comuneros fueron condenados a quince años de reclusión.
Sin embargo las afirmaciones contenidas en el informe de la Comisión Investigadora fueron desechadas por los familiares de las víctimas y luego por la justicia peruana que actuó luego de sortear las vallas impuestas por los militares.
Durante los meses que siguieron al asesinato de los periodistas, 135 lugareños, entre ellos 57 mujeres, fueron masacrados. La mayoría de ellos a consecuencia de incursiones senderistas cometidas sobre todo en días festivos cuando la población estaba concentrada en el centro de la aldea. Pero también el acoso de los militares y paramilitares y la fuerte represión cobraron numerosas vidas. En el curso del año 1984 los lugareños sobrevivientes abandonaron completamente Uchuraccay y se refugiaron en la selva, en municipios vecinos y en Lima.(Fuente: Wikipedia)
R.Pereyr@

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