En el Perú, desde el año 2007 se celebra cada 30 de marzo el
"Día Nacional de los Trabajadores y Trabajadoras del Hogar".
Las trabajadoras del hogar son definidas en la Ley 27986
“Ley de las trabajadoras del hogar" como quienes “efectúan labores de
aseo, cocina, lavado, asistencia, cuidado de niños y demás propias de la
conservación de una residencia o casa-habitación y del desenvolvimiento de la
vida de un hogar, que no importen lucro o negocio para el empleador o sus
familiares”. En la AGTR creemos que hay mucho más que describir y explicar
sobre ellas.
El Ministro de Trabajo estima que serían alrededor de 700
mil las/os trabajadores del hogar en el Perú, de las cuales se estima que
alrededor de 120 mil serían niños, niñas y adolescentes que ejercen este
trabajo, a quienes se denomina trabajadores infantiles domésticos (TID).
La situación social y económica de las trabajadoras del
hogar no es homogénea, sino que presenta diversas realidades y necesidades que
dependen de su situación específica. Sin embargo, en una observación general
podemos anotar las siguientes:
Necesidades de supervivencia apenas cubiertas; por ejemplo, se
les da para dormir un colchón sobre el
suelo en un rincón de la vivienda o se les sanciona privándolas de alimentos.
suelo en un rincón de la vivienda o se les sanciona privándolas de alimentos.
Gran parte de ellas no percibe una remuneración adecuada y
desconocen sus derechos reconocidos en la Ley: descansos de 24 horas, descanso
en días feriados, compensaciones por tiempo de servicios (CTS), seguridad
social, gratificaciones, etc.
Existe cierta deficiencia del Estado en el adecuado acceso a
los servicios porque no están diseñados para atender a estas trabajadoras, o no
cuentan con el soporte institucional adecuado que debería proteger sus
derechos.
Con frecuencia las trabajadoras del hogar guardan cicatrices
de situaciones traumáticas no resueltas que ocurrieron en su lugar de origen,
así como enfrentan a nuevas violencias de los empleadores, y/o maestros y/o
pareja.
Muchas trabajadoras del hogar se insertan en el servicio
doméstico teniendo como motivo principal el deseo de estudiar para mejorar su
futuro, pero la baja calidad del servicio educativo que se les ofrece las
coloca en desventaja palpable; frente a esta situación ellas manifiestan
expectativas poco acordes con sus logros educativos.
La mayoría tiene un
pobre o nulo acceso a actividades culturales y recreativas por lo que su visión
de mundo es limitada y, además, tienden a adoptar los prejuicios y distorsiones
que una sociedad discriminadora le presenta como modelos.
Con frecuencia las trabajadoras del hogar no reconocen que
sus derechos implican también obligaciones, y presentan problemas de
impuntualidad e irresponsabilidad en el desempeño de su trabajo, lo cual genera
problemas con sus empleadores, despidos e inestabilidad laboral.
Por ello, la AGTR dedica sus labores al empoderamiento de
las trabajadoras del hogar, fomentando en ellas tanto derechos como
obligaciones, capacitándolas un mejor desempeño en sus labores, y apoyando el
desarrollo sus habilidades y capacidades. (Fuente: http://www.gruporedes.org )
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