La agresión sexual hacia
menores de edad sigue impune. Esta vez es el caso de Canchabamba, un pueblo en
Huánuco en donde cuatro alumnas fueron ultrajadas por sus propios docentes. Los
agresores siguen libres y uno de ellos sigue dictando clases como si nada
hubiese pasado. “Te voy a dar seis pastillas para que botes a ese hijo”, narró
una de las víctimas a las cámaras de Punto Final.
En el pueblo, no existe un Centro de Atención Mujer y para hacer una
denuncia en alguna Comisaría hay que caminar cerca de dos horas. “Es por eso
que muchos agresores actúan, porque saben que no les va a pasar nada y las
alumnas no tienen a quien recurrir”, dijo un profesor. Walter Campos Pozo (35)
es acusado de violar y de embarazar a una de sus alumnas del colegio Leoncio
Prado.
Cuando se le consultó a su
esposa sobre este hecho, ella culpó a la menor de 15 años. “La chica no sé qué
habrá pensado para meterse con su profesor sabiendo que tiene cuatro hijos”,
justificó Maribel. La menor dijo que Campos Pozo le había ofrecido hasta 200
soles a cambio de acostarse con ella. “Cuando le decía que le iba a avisar a
mis papás, me decía que no porque si lo hacía me bajaría puntos”.
Hechos sin justicia. Walter conforma parte
de los cuatro sujetos que abusaron sexualmente de sus alumnas. Las autoridades
no llegan hasta el pueblo por su propia lejanía. Además de Pozo Campos, se
encuentran Estras Avendaño Trujillo, Michel Avendaño Benitez y Jenner Herrera
Santisteban. Los dos primeros se encuentran prófugos.
Herrera Santisteban, por otro lado, sigue dictando cursos en el colegio
Manuel Gonzáles Prada. Cuando se le consultó sobre la denuncia de violación, él
dijo que “su investigación está por culminar” y que “está resolviendo ya el
tema” porque la relación que mantuvo con su alumna fue bajo consentimiento.
“No hay
ninguna prueba que diga que el señor no puede enseñar. Yo no le puedo quitar
ese derecho. Además, de acuerdo a las normas, no se estipula que los profesores
tengan que tomar una evaluación psicológica para que sean contratados”, dijo
Noemí Bartolo Serrano, directora de la UGEL en Huánuco.
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