María tiene 16 años, es ayacuchana y quechuahablante.
Desde que acabó su educación primaria, hace casi dos años, se dedica a las
actividades de pastoreo y tejido. Ella quiere ser profesora, pero sabe que para
eso tendría que continuar con su educación secundaria y el colegio más próximo
se encuentra a dos horas de su casa. La ruta para llegar es insegura.
El papá de María tiene la posibilidad de mandar a su hija a la ciudad, en
donde terminaría con su educación escolar, pero no lo hace. El embarazo, el
descontrol de la adolescencia o un noviazgo son sus principales miedos. Piensa
que ser mujer es un riesgo y que sus hijos hombres sabrían manejar mejor la situación.
Cerca de 207 mil adolescentes entre 15 y 19 años en el
Perú abandonan el colegio cada año. En la mayoría de los casos es porque quedan
embarazadas. Volver a clases es un paso difícil. Según Promsex, no solo deben
enfrentar el bullying de sus compañeros, sino que la dirección de algunos
colegios se niega a recibirlas porque piensan que son un mal ejemplo.
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (Unesco), la igualdad de género significa que
“las mujeres y los hombres gozan de la misma condición y tienen las mismas
oportunidades para hacer efectivos el disfrute pleno de sus derechos humanos y
su potencial”.
En el Perú, la brecha entre
hombres y mujeres aún es enorme y especialmente notoria en la educación.
Sin embargo, se ha avanzado. Según el estudio de Brechas de Género del
Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) del 2016, la asistencia
en educación inicial y primaria de las niñas supera al de niños entre los 6 y
11 años.
Pero en secundaria el
problema persiste, principalmente en las zonas rurales. Solo el 63.7% de niñas
entre los 12 y 16 años están matriculadas en los colegios. Además, un estudio
del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES) determinó que las
niñas que viven en el campo son las que más abandonan la escuela. Solo el 35%
de ellas la termina.
Muchas comienzan a trabajar
para aportar recursos a casa, otras se quedan cuidando a sus
hermanos menores. Algunos padres desisten de mandarlas al colegio porque el
camino es largo e inseguro. Otras quedan embarazadas producto de una violación
o tienen un matrimonio precoz.
Largo camino
Si la desigualdad en el Perú
tuviera un rostro sería el de una adolescente andina, campesina,
quechuahablante, embarazada por violación y que no sabe leer ni escribir. En el
2002, el analfabetismo a nivel nacional en mujeres era del 15% y en hombres del
5%. En la zona rural, la cifra se disparaba: 26.2% de mujeres son analfabetas
frente a solo un 8% de hombres.
Según el INEI, en el 2015 la
cifra a nivel nacional bajó a 9% en mujeres y a 3% en hombres. La proporción de
1 a 3 persiste.
Representatividad en falta
La notoria desigualdad en los
colegios peruanos se refleja en las universidades. En el examen de admisión de
la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) de 2012 se presentaron 12,803
postulantes. Solo 2,564 fueron mujeres.