A lo largo de la historia de la humanidad, la migración
ha sido una expresión valiente de la determinación individual de superar la
adversidad y buscar una vida mejor. En la actualidad la globalización, junto
con los avances en las comunicaciones y el transporte, han incrementado en gran
medida el número de personas que tienen el deseo y la capacidad de mudarse a
otros lugares.
Esta nueva era ha creado retos y oportunidades para
sociedades en todo el mundo. También ha servido para subrayar el vínculo que
hay entre migración y desarrollo, así como las oportunidades que ofrece para el
co-desarrollo, es decir, para la mejora concertada de las condiciones
económicas y sociales tanto en el lugar de origen como de destino.
La migración atrae en la actualidad cada vez más
atención. Mezclados con factores de incertidumbre, urgencia y complejidad, los
retos y dificultades de la migración internacional requieren una cooperación
fortalecida y una acción colectiva. Las Naciones Unidas están jugando de forma
activa un rol catalizador en este área, para crear más diálogos e interacciones
entre países y regiones, asi como para impulsar el intercambio de experiencias
y las oportunidades de colaboración.
El 19 de septiembre de 2016, la Asamblea General aprobó
un conjunto de medidas durante la primera cumbre en la historia sobre los
desplazamientos de migrantes y refugiados. Estas obligaciones
contraídas por
los Estados Miembros se conocen bajo el nombre de la Declaración de Nueva York
sobre Refugiados y Migrantes (o simplemente la Declaración de Nueva York). En
ella se reafirma la importancia de la protección internacional de estas
personas y se subraya la obligación de los Estados de mejorarla. Este documento
allana el camino para la aprobación de dos nuevos acuerdos mundiales en 2018:
uno sobre refugiados y otro sobre la migración organizada, regular y en
condiciones de seguridad.
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