El 16 de octubre celebramos el Día de la Persona con
Discapacidad.
En nuestro país, en 1999, fue promulgada la Ley General de la Persona con
Discapacidad, (Ley N° 27050),
cuya finalidad es establecer el régimen legal de protección, de atención de
salud, trabajo, educación y rehabilitación, seguridad social y prevención, para
que la persona con discapacidad alcance su desarrollo e integración social,
económica y cultural, tal como se establece en la Constitución Política del
Estado.
Esta norma, en su artículo N.° 2, define a la persona con discapacidad a
aquella que tiene una o más deficiencias evidenciadas con la pérdida
significativa de alguna o algunas de sus funciones físicas, mentales o
sensoriales, que impliquen la disminución o ausencia de la capacidad de
realizar una actividad dentro de formas o márgenes considerados normales,
limitándola en el desempeño de un rol, función o ejercicio de actividades y
oportunidades para participar equitativamente dentro de la sociedad.
Dentro de la experiencia de la salud, una discapacidad es toda restricción
o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad
en la forma o dentro del margen que se considera normal para un ser humano.
Debemos por tanto hablar de personas con discapacidad y nunca de
discapacitados.
A menudo suele referirse a la discapacidad como deficiencia o minusvalía.
Sin embargo, existe diferencia entre estos términos.
Si hace algunos años, la sociedad creía que una persona con discapacidad
no estaba apto para desempeñar diversas actividades, hoy desempeñan funciones
con tanta eficiencia que incluso superan a las personas que disfrutan de todas
sus facultades.
A pesar de sus limitaciones, son personas de férrea voluntad, tienen carácter admirable y poseen una energía inagotable para luchar contra la adversidad.
A pesar de sus limitaciones, son personas de férrea voluntad, tienen carácter admirable y poseen una energía inagotable para luchar contra la adversidad.
La Organización Mundial de la Salud establece que, para países en vías de
desarrollo similares al Perú, el 10 % de la población tiene algún grado de
discapacidad, es decir, restricción o ausencia ─a causa de una deficiencia─ de
la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del margen que se
considera normal en el individuo. Según datos del Instituto Nacional de
Estadística e Informática, los tipos de discapacidad más comunes en el Perú son
la invalidez, la ceguera, la sordera y el retardo mental y las alteraciones
mentales.
Las sociedades deben reconocer que, pese a los esfuerzos que se hagan en
materia de prevención, siempre habrá un número de personas con discapacidades
que enfrentan diversos obstáculos para su integración social y económica.
Las personas con discapacidad y/o familiares han creado diversas
asociaciones de ayuda y apoyo moral, psicológico, cultural, laboral y otros que
permitan mejorar su vida diaria y la de su entorno.
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