Todos estaban listos para la boda: los testigos, los
invitados, la autoridad, la novia, el novio, aunque este último no precisamente
de manera convencional; llegó a la ceremonia dentro de un ataúd y con varios
meses ya lejos de este mundo. Aunque parezca increíble, ocurrió en Puno: un
muerto ‘celebró’ su boda desde el más allá.
Esta insólita historia comenzó cuando Noemy Herrera
Challco buscó al subgerente de registro civil de la Municipalidad de San Román,
Wilfredo Coilla, para que pueda realizar la unión con quien en vida había sido
su conviviente.
Pese a que está prohibido que contrajera matrimonio con
un difunto, el funcionario accedió a casar a la mujer con el finado
hombre. Según informó el medio local Sin
Fronteras, su propósito era cobrar la herencia que había dejado el empresario
muerto en junio de 2016.
"Estos temas no se hacen, no quiero que haya cámaras
ni nada por el estilo", se le escucha decir al funcionario ante un grupo
de personas y delante del cajón en el que yacía el cuerpo de Heriberto Tapia
Hancco.
Para concretar el fraude, la ‘novia’ y la autoridad
engañaron al Reniec haciendo creer que el difunto estaba vivo para que el acta
tenga validez. Le pusieron una fecha anterior a la muerte del hombre.
Pero había un problema: el muerto lógicamente no podía
firmar. ¿Cómo se consumó la boda? El representante pidió que destapen el
féretro para tomarle una huella digital.
Ante la evidente irregularidad, el representante
municipal se defendió: "Me han inducido pero yo no sabía inicialmente que
había muerto".
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