Es una mรกs de la legiรณn de doctores mayores batallando contra "el horror" del virus en el desbordado sistema de salud de Bulgaria.
"¿Mi edad? No la siento. Quiero trabajar. Si viera que no soy รบtil, me irรญa", dice esta enรฉrgica mujer a la AFP.
Con su pelo rojizo, sus joyas y su mirada determinada, todavรญa cuida su apariencia pese al "estrรฉs diario".
"Que trabaje en el hospital no quiere decir que me abandone", admite sonriendo.
El miembro mรกs pobre de la Uniรณn Europea sufre la falta de personal mรฉdico ya que los jรณvenes que se gradรบan emigran al oeste en busca de mejores oportunidades de carrera.
Por eso la doctora Bogoeva siente que no tiene mรกs opciรณn que permanecer junto a los pacientes de covid en el hospital municipal de Dupnitsa, un municipio de 50.000 habitantes, situado a unos 60 kilรณmetros al suroeste de la capital Sofรญa.
Quedarse en casa sin hacer nada teniendo buena salud mientras los pacientes necesitan mรกs que nunca su experiencia es simplemente "impensable", asegura.
"¿Los iba a dejar morir? El hospital no tenรญa ningรบn otro especialista en infecciones, y esto es una crisis sanitaria", espeta.
Muchos de los mรฉdicos retirados en Bulgaria han tomado la misma decisiรณn en el รบltimo aรฑo, algunos de ellos pagando con sus propias vidas.
- "Inmunidad natural" -
Otro colega de la doctora Bogoeva del departamento de infecciones del hospital de Dupnitsa, un mรฉdico 15 aรฑos mรกs joven que ella, temiรณ por su salud y se retirรณ despuรฉs de la primera ola del virus.
Pero la octogenaria dice que no tiene miedo a seguir pese a que lleva una simple mascarilla quirรบrgica y un protector azul que se desinfecta de vez en cuando.
"Me prohรญben acercarme a los pacientes", dice, mientras espera a la puerta de una habitaciรณn con enfermos.
Ella decide el tratamiento que hay que administrarles en funciรณn de los antecedentes que el resto del personal del hospital recaba.
"Probablemente tengo inmunidad natural ya que he tenido muchas infecciones a lo largo de mi vida", dice, antes de precisar que siente que "no hay que tener miedo" al virus.
Aunque reconoce que hay algo "inexplicable" sobre este virus y se estremece con el "horror de noviembre", cuando vio "morir mรกs pacientes que durante toda su carrera".
"La gente de sesenta aรฑos, no los pudimos salvar", lamenta.
El hospital estaba desbordado, habรญa pacientes "esperando en los pasillos", rememora.
"Las ambulancias, los mรฉdicos de familia nos suplicaban (que admitiรฉramos mรกs pacientes) pero estรกbamos desbordados".
- "La gente nos evita" -
Aprecia el actual respiro, con solo seis pacientes en su pabellรณn, pero sabe que no va a durar mucho.
Una nueva ola con las nuevas variantes "sin duda estรก llegando", dice antes de asegurar determinada: "¡La combatiremos!"
En la pequeรฑa ciudad de Dupnitsa, ella y otros trabajadores sanitarios que luchan contra el virus suscitan a menudo mรกs miedo que admiraciรณn.
"La gente nos evita, nos miran como si fuรฉramos extraterrestres", dice con amargura.
En esos momentos, Bogoeva se refugia en el apoyo de su familia, aunque sea en la lejanรญa.
Su hijo vive en Estados Unidos junto con sus dos nietos y tres bisnietos y su esposo se ha trasladado a Sofรญa mientras se calma la situaciรณn.
"Si me contagio, no perjudicarรฉ a nadie", concluye.
https://www.infobae.com/
Con su pelo rojizo, sus joyas y su mirada determinada, todavรญa cuida su apariencia pese al "estrรฉs diario".
"Que trabaje en el hospital no quiere decir que me abandone", admite sonriendo.
El miembro mรกs pobre de la Uniรณn Europea sufre la falta de personal mรฉdico ya que los jรณvenes que se gradรบan emigran al oeste en busca de mejores oportunidades de carrera.
Por eso la doctora Bogoeva siente que no tiene mรกs opciรณn que permanecer junto a los pacientes de covid en el hospital municipal de Dupnitsa, un municipio de 50.000 habitantes, situado a unos 60 kilรณmetros al suroeste de la capital Sofรญa.
Quedarse en casa sin hacer nada teniendo buena salud mientras los pacientes necesitan mรกs que nunca su experiencia es simplemente "impensable", asegura.
"¿Los iba a dejar morir? El hospital no tenรญa ningรบn otro especialista en infecciones, y esto es una crisis sanitaria", espeta.
Muchos de los mรฉdicos retirados en Bulgaria han tomado la misma decisiรณn en el รบltimo aรฑo, algunos de ellos pagando con sus propias vidas.
- "Inmunidad natural" -
Otro colega de la doctora Bogoeva del departamento de infecciones del hospital de Dupnitsa, un mรฉdico 15 aรฑos mรกs joven que ella, temiรณ por su salud y se retirรณ despuรฉs de la primera ola del virus.
Pero la octogenaria dice que no tiene miedo a seguir pese a que lleva una simple mascarilla quirรบrgica y un protector azul que se desinfecta de vez en cuando.
"Me prohรญben acercarme a los pacientes", dice, mientras espera a la puerta de una habitaciรณn con enfermos.
Ella decide el tratamiento que hay que administrarles en funciรณn de los antecedentes que el resto del personal del hospital recaba.
"Probablemente tengo inmunidad natural ya que he tenido muchas infecciones a lo largo de mi vida", dice, antes de precisar que siente que "no hay que tener miedo" al virus.
Aunque reconoce que hay algo "inexplicable" sobre este virus y se estremece con el "horror de noviembre", cuando vio "morir mรกs pacientes que durante toda su carrera".
"La gente de sesenta aรฑos, no los pudimos salvar", lamenta.
El hospital estaba desbordado, habรญa pacientes "esperando en los pasillos", rememora.
"Las ambulancias, los mรฉdicos de familia nos suplicaban (que admitiรฉramos mรกs pacientes) pero estรกbamos desbordados".
- "La gente nos evita" -
Aprecia el actual respiro, con solo seis pacientes en su pabellรณn, pero sabe que no va a durar mucho.
Una nueva ola con las nuevas variantes "sin duda estรก llegando", dice antes de asegurar determinada: "¡La combatiremos!"
En la pequeรฑa ciudad de Dupnitsa, ella y otros trabajadores sanitarios que luchan contra el virus suscitan a menudo mรกs miedo que admiraciรณn.
"La gente nos evita, nos miran como si fuรฉramos extraterrestres", dice con amargura.
En esos momentos, Bogoeva se refugia en el apoyo de su familia, aunque sea en la lejanรญa.
Su hijo vive en Estados Unidos junto con sus dos nietos y tres bisnietos y su esposo se ha trasladado a Sofรญa mientras se calma la situaciรณn.
"Si me contagio, no perjudicarรฉ a nadie", concluye.
https://www.infobae.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario